Para antes de San José la Aetheorhiza bulbosa ha desplegado su sombrilla floral, coloreando con sus lígulas amarillas las arenas o las poquísimas dunas que aún quedan entre las construcciones de La Manga del Mar Menor. Es de flor única, que erecta, como un faro natural que eleva su arquitectura para llamar la atención a los navegantes,nos enseña su belleza. A diez o quince centímetros de profundidad, bajo la arena cálida, un bulbo de su propiedad la alimenta.
lunes, 15 de marzo de 2010
Aetheorhiza bulbosa
Para antes de San José la Aetheorhiza bulbosa ha desplegado su sombrilla floral, coloreando con sus lígulas amarillas las arenas o las poquísimas dunas que aún quedan entre las construcciones de La Manga del Mar Menor. Es de flor única, que erecta, como un faro natural que eleva su arquitectura para llamar la atención a los navegantes,nos enseña su belleza. A diez o quince centímetros de profundidad, bajo la arena cálida, un bulbo de su propiedad la alimenta.
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